sábado, 2 de mayo de 2009

Loco Yo?

Muy pocas veces nos hemos preguntado dónde estarían los que aseguran querernos incondicionalmente, si en algún momento de nuestras vidas nos sorprendiera la locura.
A ellos, los dejaron por haber sido presa fácil de la demencia. Ahora son presa del abandono, la indiferencia y muchas veces el desprecio de quienes van por las calles tratando de evitar a quienes son parte de un decadente paisaje.
Es inevitable convivir con ellos, algunos los aceptan pero casi siempre ignorándolos y evitándolos.

Lo encontramos sentado entre las intercesiones de la avenida Wilson y Uruguay, dice llamarse Gilberto Morales Carlos y aunque a primera vista parece pasar los cuarenta, él asegura tener sólo veintinueve primaveras.
Él no es un loco agresivo, él sólo atina a responder lo que le preguntan y cuando aparentemente algo le incomoda o quizás escarbamos en algún recuerdo que en medio de su locura pretende olvidar, sólo responde “No me acuerdo” y sonríe con la mirada perdida.
¿Qué haces acá sentado, esperas algo?, “Estoy cansado, no he dormido bien y estoy descansando” responde y después nos regala otra sonrisa, mientras que juega con sus manos.
Él cuenta que ya hace varios años que vino desde Chiclayo, donde se desempeñaba como profesor y que de su familia ya “No se acuerda”.

Afortunadamente Gilberto cuenta con un ‘amigo’ quien todas las mañanas compra en pan y emoliente para Gilberto y otras personas que por sus enfermedades les ha tocado vivir en las calles. “Él no es un loco agresivo, te conversa y sí recuerda su nombre” nos cuenta el contador Ernesto Payano mientras le alcanza pan con emoliente a su ‘amigo’, quien acostumbrado a éste trato se atreve a reclamarle que no falte su ‘Coca cola’.

Por otro lado, exactamente en la nueva vía expresa de la avenida Grau nos topamos con un orate un tanto despistado, él esta en medio de su mundo y según nos cuentan algunos comerciantes que lo ve caminar por las ahora frías calles del centro de Lima, casi siempre ‘Juanito’ camina ligero, alzando particularmente los brazos y al cruzar las pistas mira a un lado y al otro. Cual modelo de pasarela camina ligero, ágil, lleva talón, punta, talón, punta. Se le ve apresurado, como quien va retrasado. No va a ningún lado o quizá sí. Lo más probable es que vaya apurado por alguna razón que su cerebro inventó.

Más al norte exactamente en el distrito el Rímac nos encontramos con una loca a la que llamaremos ‘Rosita’ ella camina rápido y según nos cuenta muchas veces se le ha visto caminar completamente desnuda, aunque en esta ocasión no es así, sabemos que ella es diferente al resto, no es una enferma pacífica. Ella te mira frunciendo el ceño, mostrando tres rayas enormes pronunciadas en su frente. Estira la mano, exigiendo, amenazando logrando intimidar. Busca pan, agua, desperdicios lo que llegue primero, no hay prioridades. Es toda una psicoanalista de esquina, parece oler el miedo y los nervios de la gente, las mide, las observa y cuando ha encontrado su presa, la ataca.

Aunque no hay una cifra exacta de enfermos mentales que deambulan por las calles limeñas, lo cierto es que hay muchos y están ahí, en cada esquina, quizás en la puerta de un restaurante o de una iglesia, en los mercados, en un basural o durmiendo en un parque o plazuela. Ellos son parte de nuestra sociedad y aunque no tienen número de DNI, ni domicilio y muchos de ellos hayan olvidado parte de su pasado, saben que muchas veces causan miedo, lastima, risa o rechazo. También saben que están vivos y deben sobrevivir con su enfermedad y con ese oficio que la indiferencia de sus familias, sociedad, autoridades y la propia vida les ha asignado.

Para el psiquiatra Santos González del Instituto especializado de salud mental. "Honorio delgado - Hideyo Noguchi, los locos de la calle, en su mayoría son esquizofrénicos paranoicos, “La esquizofrenia una enfermedad mental que deteriora la calidad de vida de quienes la padecen y produce un deterioro en la calidad social y laboral, sin embargo es una enfermedad que actualmente puede ser controlada mediante sicóticos, lamentablemente estos medicamentos son caros y ‘los locos de la calle’ no son medicados además de presentar una desnutrición extrema, por ello cada día empeoran” manifestó González.

“El estado debería asignar un presupuesto para estas personas que muchas veces son abandonados por sus familiares, estas personas han perdido el contacto con la realidad, viven en su mundo, algunos dicen escuchar voces que les ordena a hacer algo, otros creen que han sido poseídos por el demonio, por la virgen o se creen algún personaje famoso, también han prendido a amenazar para sobrevivir” dice González.

Según el médico existe una teoría de predisposición biológica o genética para este tipo de enfermedad, lo cual puede ser despertada por los problemas como los laborales, amorosos, la perdida de un ser querido, entre otros.
“Existe una teoría de que estas personas llamadas ‘locas’ tienen una predisposición biológica que puede ser despertada por un problema que los agobia como la pérdida del trabajo, la ruptura de una relación amorosa, etc.” Manifestó González.

En el 2005 han sido atendidos en Lima y Callao dos mil 131 pacientes de los cuales el 54.5 por ciento son varones y el 45.5 por ciento fueron mujeres, de los cuales el 48.3 son solteros y el 14.2 son casados.
“Esta baja número de personas casadas se debe a que ellos tienen cierto nivel de estabilidad, lo cual es un factor importante para no desencadenar en una sicosis” finalizó el médico.

1 comentario:

Dr_GV dijo...

Yo soy un loco que se dio cuenta que el tiempo es muy poco.

Tengo un familiar, que por amor se encerró en su propio mundo, tiene hasta una familia de 5 hijos imaginarios por quienes siempre pregunta y nos cuenta de ellos como si existiesen. Esta persona vive en casa de mis padres luego de haber pasado por toda la familia, pero se quedo en casa de ellos (de mis padres), feliz junto a sus hijos imaginarios.

Saludos de chocolate.